5.8.16

La búsqueda de sentido - Roland Yuno Rech

La búsqueda de sentido - Roland Yuno Rech


LA PRÁCTICA DEL ZEN: UNA BÚSQUEDA DEL SENTIDO

¿Cuál es el sentido de nuestro encuentro? ¿Cuál es el sentido de nuestra búsqueda? Depende de las expectativas de cada uno. No hay un único sentido.

La búsqueda del sentido de la vida es una profunda aspiración hacia un absoluto que sería el fundamento de nuestra existencia y sin el que tenemos un sentimiento de carencia y de frustración, pero buscar un sentido supone que un fenómeno, por ejemplo nuestra vida, es el signo de otra cosa, una idea que sigue el significado: la razón de ser, y que serviría para justificarla dándole valor propio. 

Este proceso de pensamiento nos instala, de entrada, en la dualidad, de la que puede sacarnos la meditación profunda cuando existe sin sujeto y sin objeto, es decir, sin significado. Es el sentido de liberación, pues ¿quién busca un sentido?

La pregunta sobre la búsqueda del sentido fue el centro de mi vida de los 14 a los 28 años, esta pregunta me hizo abandonar un principio de carrera profesional  y  partir en un viaje alrededor del mundo en busca de un sentido. Era vital para mí y no hubiera podido seguir viviendo si esa búsqueda no hubiera concluido. Al final me encontré sentado en un zafu en zazen en el templo  de Antaiji en julio de 1972 y durante zazen la pregunta sobre el sentido me abandonó.

Me encontraba en un estado de gran paz, de gran libertad interior y me di cuenta de que todas mis dudas, todas mis preguntas, se habían volatilizado literalmente. 

¿Quiere decir esto que zazen había contestado a la pregunta? No lo creo. Sencillamente hizo que desapareciera el funcionamiento mental que hace que nos planteemos este tipo de preguntas.

El sentido ya no es lo que se busca en la práctica sino que surge de la práctica. 

Esto no quiere decir que no haya realización de un sentido, por supuesto, y esto es lo que intentaré articular . En primer lugar recordando los grandes principios de lo que es la meditación, después, de cómo aparece un sentido a partir de esta meditación como una especie de regalo que se nos da de más por añadidura. El sentido ya no es lo que se busca en la práctica, sino que surge después de la práctica.

Tras mi vuelta a Francia, la práctica con el Maestro Deshimaru me hizo comprender poco a poco lo que había ocurrido durante ese zazen en Japón, y también todas las implicaciones de esa experiencia de zazen respecto a la vida, y sobre todo, para llegar rápidamente a lo esencial, me permitió encontrar, creo, el sentido de la unidad de esta vida.

En efecto, la búsqueda del sentido se impone cuando desaparece el sentido de lo propio, cuando el espíritu queda como contaminado por el pensamiento dualista que domina nuestro mundo actual y exacerba el individualismo y las causas de los conflictos. La meditación permite reencontrar la unidad con uno mismo y con el mundo. Nuestro rostro original antes del nacimiento de nuestros padres.

La búsqueda del sentido comienza a menudo cuando, hundido en la rutina de lo cotidiano, uno queda sorprendido por lo absurdo de una vida mecánica. El síntoma deprimente de una vida de “de casa al trabajo” y “del trabajo a casa”.

Con la pérdida de la fe en Dios y el fracaso de las ideologías llamadas liberadoras, hay una tensión entre deseo de un sentido que de una dirección a nuestra vida y la indiferencia del universo que provoca un sentimiento de absurdo en la vida cotidiana.

Albert Camus escribía: “Se trata de saber si la vida debería tener sentido para ser vivida”, la mayoría de la gente evita esta pregunta o responde con rodeos corriendo tras sus deseos a riesgo, cuando se agotan, de hundirse en la depresión.

(CONTINUARA)